Un grupo de ingenieros de la Universidad de Harvard lograron un importante avance en el mundo de la robótica. Los investigadores lograron hacer que un robot “insecto” diseñado para volar, también pueda nadar.
El avance se logró dentro del proyecto “Robo bee” en el que la escuela de ingeniería de esta universidad ha trabajado durante la última década. Los involucrados buscaban crear un robot con un tamaño de alrededor de 3 centímetros y con un peso menor a 100 miligramos y que además pueda volar con precisión, llevar cargas pesadas y trabajar coordinadamente con otros robots.
Este pequeño insecto biónico voló por primera vez en el 2013, pero hasta ahora se encuentra una manera de trasporte por el agua.
“Tras varios estudios teóricos, computacionales y experimentales, nos dimos cuenta de que la mecánica de la propulsión mediante alas es muy parecida tanto en el agua como en el aire”, explicó Kevin Chen, autor principal del artículo y estudiante en el Laboratorio de Microrrobótica de Harvard.
Por el pequeño tamaño y peso, este robo debe recibir energía de una fuente externa, sin embargo los investigadores trabajan en un modelo que pueda cargar su propia batería y sensores.
“Estamos trabajando en un robot a una escala un poco mayor que sea capaz de transportar su propia batería y sensores. Esperamos que pese unos 250 miligramos y que sea capaz de volar de forma autónoma dentro de un año“, agregó Chen.
Para hacer que este robot pueda transportarse por el agua la única modificación que se realizó fue aislar las conexiones con pegamento.
“Podría impactar todo, desde la colonización de cultivos hasta la búsqueda y rescate y eso es ciencia, no ficción”, expresa una estudiante del proyecto en el video del primer vuelo del Robo Bee.